Existen diversos tipos de trabajo corporal dentro de las antiguas prácticas de sanación y conexión espiritual, el masaje tradicional tailandés es uno de ellos. Evolucionó dentro del contexto cultural de la comunidad budista y fue practicado por monjes y monjas, muchos de sus componentes se desarrollaron para facilitar la meditación sentada y la práctica del yoga.
Se considera una forma de práctica meditativa que combina la acupresión, principios ayurvédicos y posturas de yoga asistida.
Cada respiración, cada movimiento y cada postura es una oportunidad para lograr una intención clara y un estado de conciencia. Trabajar hacia y en este estado de conciencia permite una sensibilidad aguda a los cambios sutiles de energía en el cuerpo y la mente, llevando a un efecto terapéutico profundo.
Si el cuerpo no está bien, la mente se vuelve frágil.
Esto es posible ya que nuestro sistema energético del cuerpo está constituido por líneas de energía que se conocen como “sen”. Las líneas sen son una vasta red de caminos capaces de conectar y mover el «lom» o «prana», una palabra sánscrita que significa «fuerza vital» o «energía vital». Esta energía vital entra en nuestro cuerpo a través de la inhalación, llega a los pulmones y circula por todo nuestro cuerpo a través de las vías sen, formando así nuestro sistema energético. Cuando las líneas sen están bloqueadas, pueden aparecer problemas de salud como el estrés, la presión arterial alta y la fatiga.
Es una práctica espiritual y médica muy antigua que impacta el cuerpo, la mente y la energía vital.
Cada sesión se aborda con humildad y respeto, trabajando profundamente creando espacio para la relajación.